Todo era más fácil cuando no nos
conocíamos, ¿te acuerdas? Todo era mejor cuando simplemente íbamos al cine, nos
dábamos la mano y olvidábamos que estábamos viendo una película, y nosotros
protagonizábamos la nuestra. No importaba la muchedumbre, no importaban los
demás nosotros nos manteníamos firmes. Supongo que entonces éramos felices
porqué ni nos conocíamos verdaderamente. Conocer a alguien significa
saber sus miedos, sus complejos, sus defectos, sus virtudes, sus
secretos, su vida, sus padecimientos. Y realmente, que alguien te conozca
perfectamente da miedo. Da miedo porqué si conoces a alguien hasta tal punto,
esa persona acabas siendo tú, y digo esto, porque si lo conoces todo sobre esa
persona, sabes incluso su forma de pensar, y a cada cosa que le dices, sabrás
lo que piensa. Y que sepan lo que piensas, da miedo. Y quizás ahora nos damos
cuenta que realmente no nos amábamos, puesto que amar es conocer y respetar,
aceptar, confiar y hacer de su imperfección una perfección. Aunque sea
imperfecta, pero será una imperfecta perfección, porque solo tú la podrás
sentir.
Todo era más fácil cuando en el
espacio de nuestra habitación había música aunque estuviésemos callados. Todo
era mejor cuando entre abrazo y abrazo, me dabas un beso. El mundo parecía un
lugar mejor cuando justo antes de partir susurrabas: "Gracias por
existir". Todo era más fácil cuando tus ojos grises me miraban, brillaban,
y me mandaban el mensaje de “Si no fuera por ti estos ojos no tendrían vida”.
Es difícil sentir que unos ojos grises son felices, por lo general son
apagados, pero los tuyos no. Quizás sería porque sentías que estabas enamorado
de mí. No lo sé.
Vivimos en un mundo raro, un mundo
distante, tal vez. Arisco, más bien. Un mundo lleno de almas incorpóreas que
pasean de un lado otro, un mundo de almas incandescentes que creen haber
encontrado el amor, un mundo lleno de almas deshechas, que se han dado cuenta
de que el amor es una farsa, un mundo de almas temerosas, que prefieren vivir
alejadas del dolor.
Sigo pensando que todo era más
fácil cuando tú y yo hacíamos el amor, cuando después de una rabieta venía un
“lo siento mucho, ni si quiera imagino que haría sin ti”. Todo era más alegre
cuando nos mirábamos de reojo y sonreíamos, todo era más fácil cuando nos
decíamos que teníamos que ser fuertes, pasar de los demás, y luchar, porque
sabíamos que nosotros podíamos. Todo era más fácil cuando me decías que lo
nuestro, duraría para siempre.
El otoño era nuestro, el otoño nos
pertenecía, la manera en que caían las hojas de los árboles cuando estábamos
juntos, cuando paseábamos por debajo de los castaños, era diferente. El viento
frío acariciaba mi piel, y le prometía amor eterno a mi bufanda, el ruido de
las castañas asadas saltando golpeaba dulcemente mis orejas, el olor del
humeante chocolate caliente de nuestras tazas perfumaba el ambiente de la
ciudad y el color de nuestras doradas sombras, pintaba las hojas caídas.
Irene Alonso
4t ESO A
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada